Puntos de vista 1
Un padre divorciado es observado a través de la ranura anónima de unas persianas. Hace mucho que su hija Sofía y su mujer Mónica no aparecen en escena.
Desde la ventana, torpe postal del espía de barrio, no se llega a ver que detrás del perchero en la sala hay una puerta, y al abrirla una escalera. Desde la ventana no se puede oler la humedad que busca escapar del sótano, ni se siente el calor sofocante, el ambiente pesado que envuelve el cuerpo al descender y hace temblar los huesos sin motivo. No se puede oír desde la ventana de espía crédulo cuando el padre divorciado baja al oscuro sótano con una bolsa de pan y al abrirla grita “Sofi, Mónica, ¡a comer!”.
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