Receta para un buen mate
El siguiente apartado nos remite a la historia de Isidoro Nieto Velázquez, hoy muerto y enterrado en el legendario cementerio de Chacarita. Pasó sus primeros veinticuatro años en libertad y los últimos dieciséis en el hospital psiquiátrico Open Door, donde perdió la vida en una extraña situación. Lo encontraron sólo, en su pequeño cuarto sin ventanas. No había sangre ni signos de violencia. Cuentan los guardias que el cuerpo, recostado en la cama como si gozara el sueño eterno, brillaba con luz gloriosa, y alguno que otro asegura por lo bajo que sonaba una melodía celestial en algún rincón de la habitación.
Isidoro fue a la escuela Normal 701 de la ciudad de San Miguel. Mal alumno siempre, un desconocido que hoy nadie recuerda. Sus compañeros y maestros apenas recolectan vagas memorias de su cara cuando ven las fotos de esos años. Terminó a duras penas el secundario y se fue a trabajar al taller de motos de su papá, ubicado frente a la plaza de la ciudad. Pero no era hábil con las manos, al menos no para trabajar. Lo suyo era la redacción.
De tanto dar vueltas por todos lados terminó, casi de casualidad, encontrando un trabajo en el diario local. Escribió varios artículos irrelevantes que los jefes usaban de relleno en las páginas finales como excusa para colocar anuncios y publicidades. Sólo trabajó dos años allí, y fue despedido luego de que saliera publicado el siguiente texto. Acostumbrados a que sus redacciones solían ser congruentes y poco interesantes, nadie en la imprenta ni en la oficina de edición se tomó la molestia de leer lo que había escrito más allá del paso número dos.
Aquí la transcripción del texto en cuestión: cómo preparar un buen mate.
Paso 1: Lo primordial para disfrutar de un mate argentino de calidad gauchesca, que enarbole los sabores del pasado fauno y agreste de nuestra nación, es asegurarse de prepararlo en un cuenco de madera. Hoy día suelen verse de vidrio, algunos de plástico e incluso de baquelita. Pero estos recipientes inertes son incapaces de absorber el destilado de cada mate, fallan en sostener la acumulación de horas y días y años de cebadas cálidas y verdes, como una parrilla llena de grasa acumula los sabores de asados trans generacionales.
Paso 2: la yerba que se utilizará equivale a la otra mitad de la cuestión. La yerba mate tarda años en crecer y cosechar, y luego de cebados diez mates será tirada a la basura como si de un descarte se tratara. Por eso, los productores se aseguran de hacer rendir su condición incorporando elementos de baja calidad a la mezcla de los paquetes. Una yerba de mala calidad tendrá gran cantidad de polvillo que tapa la bombilla y contamina la calidad de un rico mate. Asegúrese de comprar una yerba de palo, la más cara que encuentre en el almacén de su barrio.
Paso 3: algunas consideraciones a la hora de elegir la yerba del paso anterior. Tenga en cuenta, señor o señora, que las líneas ante sus ojos no han sido aprobadas por ningún editor. Ellos no se toman el trabajo de corroborar lo que escribo. Sólo les importa que usted escanee los artículos y consuma las propagandas que alrededor de ellos imprimen. Usted disimule, haga de cuenta que sigue leyendo la receta del mate, mientras le cuento un poco sobre la esclavización de los trabajadores yerbateros en el siglo XXI.
Paso 4: abra el paquete escogido en el supermercado y ante un breve escaneo visual, asegúrese de que el producto es de buen espesor, y tenga certeza de que está infectado con la sangre y la pobreza de trabajadores que sufren a diario. Los campos donde se siembra la yerba mate se encuentran en el Norte de nuestro país. Los trabajadores cosechan más de cien kilos diarios, trabajan bajo el sol durante todo el día lastimándose las manos desnudas, cortando plantas, tallos y hojas para lograr su pequeño jornal. Los patrones suelen dejarlos internados en el medio del monte, debido a las insuperables distancias que los separan de los poblados provinciales. Allí dentro, los hombres pasan largos días cosechando desde que despunta el alba hasta las horas sin luz. Un día ven la nube de polvo y la camioneta que se acerca. Llegan otros hombres, y los que estaban son devueltos al pueblo.
Paso 5: la bombilla es un elemento por demás indispensable en el tema que estamos tratando. Su material y calidad influyen a la hora de sorber el mate, sobre todo si la yerba no es de buena calidad. Imagine que usted debe trabajar toda su vida para cosechar un producto efímero y descartable. Y que su salario es un pago diario basado en cuántos kilos de yerba ha recolectado. Muchas veces estas personas se mudan con sus familias enteras dentro de los campos, ya que temen dejarlas solas tanto tiempo sin cuidado y protección. Los patrones hacen vista gorda ante el hecho de que chicos que no llegan a los quince años de edad se pasen los días trabajando a lomo pelado para levantar la producción, en lugar de estar escolarizados para elaborar su próspero futuro. Ésta es la realidad que se vive en el campo. La industria yerbera y otras de nuestro sistema actual son máquinas picadoras de almas sin futuro. La bombilla que usted elija hará una gran diferencia en el sabor de su mate, se lo aseguro. Generalmente es mejor una con espiral donde se absorbe el agua, en lugar de agujeritos.
Paso 6: por último, la temperatura del agua es un tema crucial. Se dice que el agua debe estar a unos ochenta grados, más o menos la temperatura de una tarde de pleno enero en la circunferencia de la selva misionera. Trabajadores explotados y familias consumidas por el áspero rigor de los elementos cortan ramas y llenan bolsones. Sus futuros son iguales al presente. No conocen la palabra sueño ni el sentimiento de la esperanza. Para ellos la vida empieza y termina en el jornal. Los días de lluvia torrencial o las épocas de sequía son un suplicio moral y mortal. La yerba que usted va a mojar con el agua a temperatura ideal es fuente de monedas baratas y de caras sucias en medio de la espesura medieval, ya muy entrado el siglo de las computadoras. El jornalero y su familia no conocen el sabor del rico mate que usted está por preparar gracias a este humilde instructivo. Los labios llagados y los cachetes llenos de coca no se detienen a saborear, porque cada segundo es un centavo perdido.
Paso 7: para disfrutar del mate en su plenitud, es recomendable sentarse en un espacio confortable y ameno, y contar con al menos unos minutos de ocio para dedicar la mente a elaborar. No se detenga a pensar que a cada vuelta de la esquina los esclavos de la modernidad siguen muriendo de sed y hambre para que nosotros gocemos de la comodidad empaquetada. Cada cosa que consumimos y descartamos lleva impreso el pasado de la explotación y la presente ultimación de nuestros recursos. En ese espacio tranquilo donde se siente a disfrutar el mate, no olvide esto: no es verdad que el diario es un compendio de noticias, sino una vitrina de artículos. El tiempo de los trabajadores y la atención de los lectores son otros de los tantos objetos vendidos. Ahora sí, puede disfrutar de un mate bien preparado.
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